04 enero, 2012

Otro mundo.

Hoy me dí cuenta que hay "otro mundo" y que me es valioso. He ido tantas veces a este mundo - es diverso y disperso -, pero sólo hasta hoy me di cuenta de lo mucho que vale. Ese mundo se llama La Biblioteca.


Hoy, allí leí cuatro cuentos cortos de H.P. Lovecraft y uno de García Márquez, mientras los leía los iba recreando en mi mente con gran facilidad. Era notoria la imponente presencia de un silencio que desaparecía abruptamente con el simple sonido del papel, al pasar a la siguiente página del libro o de un periódico. No hay ruido, no hay vientos fuertes, no hay olores fétidos, no hay gritos, no hay distracciones, no hay peleas ni empujones, parece no haber problemas.


Leyendo casi me quedo dormido, y no fue porque estuviera aburrido o cansado, fue porque estaba contento, feliz y absorto en ese mundo donde por todos lados hay algo para leer; me siento en este mundo totalmente extasiado.


Me levanté de la silla, dejé los libros sobre una mesa y me dispuse a salir. Bajé las escaleras. Cuando salí, lo primero que sentí fue el aire frío y el polvo en mi rostro, los ensordecedores sonidos de los automóviles, las nauseabundas luces y publicidades de locales comerciales, la basura en el piso, y la gente caminando indiferente a todo esto; y peor aun, algunos de ellos no conocen el mundo que acabo de visitar. De los pocos lugares hermosos que han sido creados por humanos, uno de ellos es la biblioteca, atestada de conocimiento, historia y dudas, un sitio excelso, que debe ser de todos y para todos.


Si hay algo tan triste como un puñado de ignorantes, es ver una biblioteca vacía con libros que esperan ser leídos. Y con ignorantes, no me refiero al que no sabe o no puede saber, sino al que no quiere y le parece irrelevante saber.




No hay comentarios:

Publicar un comentario