30 enero, 2012

Poema bajo la lluvia.


Poema bajo la lluvia. 



Gotas de rocío
con olor a planta de limón, 
líbrenme de este mundo
quemado y sin pasión.

Mi flor enjaulada,
entre el espeso bosque;
serás libre cuando una abeja
en tu cuerpo, la miel busque.

Tus labios perfectos
sueño besar, sueño tocar;
porque entre más estén prohibidos
más los voy a desear.

Eres amiga de profundos silencios
y protectora de los libidos vientos;
acaríciame con tus suaves manos,
así serán eternos nuestros encuentros.

Me encuentro bajo nubes grises
tristes, gigantes y espesas;
pero que contienen muchas gotas
cargadas de sentimientos y sonrisas.

Si diez mil poetas intentaran
decir cuán grande es tu belleza;
jamás podrían
pues no tienen tanta destreza.


Estoy enamorado
de tus ojos, tu sonrisa y tu ser
igual que de las estrellas que desaparecen
cuando está por amanecer


Yo sólo te dedico este poema
para que con cada latido en tu interior,
recuerdes mi nombre, mi alma y mi cuerpo
y este poema mensajero de mi amor.

20 enero, 2012

Carta de suicidio

"No hay más que un problema filosófico 
verdaderamente serio: el suicidio. 
Juzgar si la vida vale o no vale la pena 
de vivirla  es responder a la pregunta 
fundamental de la filosofía" 

A. Camus


Carta de suicidio.


¿Por qué considerar el suicidio como una salida cobarde? En un mundo plagado de injusticias, corrupción, indiferencia y dolor y más asquerosidades causadas por la humanidad, la salida más inteligente puede ser suicidarse; decirse "hoy quiero vivir", puede significar intentar suicidarse fallidamente cada día. Y llega el momento en el cual, aunque la mente diga quiero vivir, el cuerpo dirá: no aguanto más, quiero morir y descansar en paz. Y éste cede, debilitado pero feliz, pues se encuentra con la muerte, y la muerte es el tiempo. 

¿Por qué no nos suicidamos cuando estemos felices?, así no pensaremos tanto en la aterradora muerte. ¿Por qué suicidarnos cuando estamos deprimidos, si así, sólo conseguimos vivir nuestras últimas instancias abrazados por el miedo?

Está sonando una canción apocalíptica, cuyas melodías parecen revelarme el principal sentido de la vida, pero yo, lamentablemente, no puedo entender el idioma de la revelación. Hace sol, las casas que veo por la ventana parecen color naranja, la calle está vacía. Sólo está el tedioso ruido de esta contaminada y sucia ciudad. Recuerdo gente, recuerdos sus gustos y sus caras, y pienso qué sería de sus vidas sin mí, me pregunto qué sería del mundo sin mí, y por lo que puedo razonar, no cambiará mucho, porque en el presente en que estoy, soy alguien para pocos y nadie para el mundo. Hoy, en este momento, estoy pensando, como muchos lo han hecho ya, en el suicidio. 

¿Por qué considerar el suicidio algo malo?, ¿no es peor una vida nada digna y dolorosa? El suicidio no es la salida fácil, como se piensa, hay que ser valiente para decirle que no, a la única oportunidad que quizá se le presentará al alma, por toda la eternidad, desde siempre y para siempre: vivir.

La vida puede que sea un regalo que nos dio la muerte, ella nos ha dejado salir un rato a la existencia. Pero tarde o temprano tenemos que volver con ella.

¿Hay que considerar que es menos doloroso un suicidio instantáneo que una vida de sufrimiento? Puede que sí, puede que no. La muerte puede que no sea el fin del sufrimiento y por tanto el inicio de la felicidad, puede que sólo sea eso: fin del sufrimiento. Y eso es lo que muchos desean.




Pero no. Simplemente yo no me apetece llevar a cabo el acto del suicidio. Tal vez porque soy muy cobarde y me aterra saber que algún día existiré en algún pasaje desconocido y absolutamente desolado del cosmos o del tiempo, o simplemente no existiré, por lo cual, entenderé que mi alma ya perdió toda oportunidad de manera eterna. O también, porque presento destellos de felicidad a diario, porque no estoy solo en esa existencia, sino que hay otros conmigo, que aunque su boca no lo diga, sus miradas me dicen "te necesito aquí, conmigo". Esas miradas ocupan más espacio en mis recuerdos, que mis reflexiones o divagaciones sobre la muerte. Porque esas personas no sólo están entre la razones primordiales para vivir; sino que ellos son la razón para vivir. 

Pero si leyeron esto no de desilusionen, porque al momento de escribir esto, pensé en qué es el suicidio, y por tanto, pensé en la muerte; al pensar en la muerte nos suicidamos en parte, nos suicidamos constantemente, pues nos olvidamos por algunos momentos el preguntarnos y el aterrizar en dos más cosas importantes: primero, qué es vivir; segundo, darnos cuenta que estamos vivos. 




15 enero, 2012

La maldición del Poeta.

Tú crees que eres distinto, porque te dicen poeta
y tienes un mundo aparte,  más allá de las estrellas.
De tanto mirar la luna, ya nada sabes mirar...
Eres como un pobre ciego, que no sabe a dónde va.
Vete a mirar los mineros, los hombres en el trigal,
y cántale a los que luchan, por un pedazo de pan...
Poeta de ciertas rimas: vete a vivir a la selva, 
y aprenderás muchas cosas, del hachero y sus miserias...
Vive junto con el pueblo; no lo mires desde afuera, 
que lo primero es el hombre, y lo segundo, poeta. [1]


La maldición del Poeta.


La maldición del poeta
es la que aqueja a todos aquellos
que hemos escrito un poema dejando
un pedazo de corazón
y una parte del alma.
Creemos que escribiendo dejaremos allí un dolor,
pero nos damos cuenta que eso sólo consigue
que aumente nuestro poder de amar.


Y cómo no pensar que es una maldición
si nos enamoramos de todo con facilidad,
como de la luna o del sol;
y cuando éstos no se ven
nos afligimos y dan ganas de llorar.
Por mucho que no se vea la lagrima 
por la mejilla resbalar lentamente
el alma está inundada entre esa agua salada
que va cargada de sentimientos
y así, se ahoga cruelmente.


Una mujer que con su amor nos atraviesa
para siempre... para siempre queda ese amor...
allí, incrustado como una preciosidad eterna.
Y por una razón del destino 
que está en complicidad con la maldición;
no son una, ni dos, sino varias mujeres
pues todas nos parecen tan hermosas
que de alguna manera cada una toma su pedazo
que le corresponde de nuestro pastel de corazón.
Y nosotros sólo podemos quedarnos inmóviles, 
permanecer estáticos, pues nuestro respeto
siempre se antepone a nuestros deseos.
Parece que hemos sido condenados a la soledad
y al silencio, y hacer de éstas
nuestras únicas compañeras...
Hasta que aparezca una sola mujer, 
que quiera aceptar absolutamente todo 
lo que habita y lo que hacemos nosotros...
...Escribir, pensar y sentir.


Cegados por el amor
y castigados por él también.
Por ser correspondido, parece ser,
sólo con el viento y la marea.


¿Nuestra manera de vivir, sentir
y expresarnos, será algo anacrónico
por culpa del esnobismo?
Dulce confusión...

¡Pero qué sería de nosotros
sino existiera esa maldición!
Estaríamos condenados a una existencia
aburrida, absurda y supremamente triste...
Aunque parezca inútil e injusta esta maldición,
nos hace ver lo que para algunos hombres 
nos podría resultar imposible:
ver lo trágico de lo bello
Y ver lo bello que puede haber en la tragedia.





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[1] Canción "El Poeta". Atahualpa Yupanqui.





11 enero, 2012

Buscando

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo 
que andábamos para encontrarnos".
Julio Cortázar.


Mujeres hay muchas, son bonitas,
son hermosas y son bellas;
pero yo, seguiré buscando
hasta que aparezca y me deje pensando.

Porque siento que mi amor
está guardado en mi corazón con temor.
Y éste sólo saldrá a relucir y podrá brillar
cuando una mujer me logre enamorar

Busco a una mujer con mis ideas
o por lo menos, que se aguante éstas
Una mujer que yo recuerde y piense todo día
Y me haga escribirle poemas, porque eso yo le haría

Buscaré y contemplaré su belleza,
para que me guste con certeza;
y admiraré sus ideas fugazmente
para enamorarme de ella perdidamente.


El reflejo y la hoja








Se dibujaba una tarde del marzo, Shammara caminaba tranquilamente por la calle. Había mucho viento pero hacía buen sol. Sólo había salido a dar una vuelta por el sector. Se dirigió al parque “El empíreo”. Cuando llegó se sentó en el pasto, al lado del lago central, y allí se acostó boca arriba. Contemplaba el cielo, con sus dos grandes y bellos ojos, lo miraba detalladamente, observaba cada movimiento de cada nube, intentando descifrar en qué dirección iba y por qué querían ir allí. Pasaron algunos cuartos de hora, y una gota de lluvia le calló en la mejilla derecha. Había perdido la noción de espacio-tiempo al mirar tanto el cielo, no sabía qué hora era ni en qué momento el cielo se volvió grisáceo. Se sentó, y luego se puso de rodillas. Estaba viendo el agua del lago, veía cómo las diminutas gotas hacían y dibujaban miles de grandes y hermosas ondas en el agua que yacía tranquila. Cada vez más sublimes ondas aparecían por doquier. Se acercó al lago y se miró en él, admiraba su reflejo – algo distorsionado por las ondas –. Ya no importaba el frío tan bestial que hacía, no importaban los rayos que caían en el horizonte, no importaba la lluvia que se había vuelto torrencial, no importaba la gente que corría, no importaban los movimientos de los peces, nada importaba, sólo ese momento.

De repente, se dio cuenta que el reflejo movía la boca. Sus oídos parecían haber quedado sordos, no escuchaban nada, hasta que el reflejo le dijo:

-         ¿Por qué intentas comprender al mundo y a las personas si tal vez ambos nunca te entenderán a ti?

Shammara no contestó. Se quedó muda. Seguía contemplando su reflejo, ahora con más asombro.

-         ¿Por qué te quedas callada?, ¿No piensas responderme?, ¿no sabes qué decir, tienes miedo o me quieres ignorar?

-         Sé lo que siento y lo que pienso, pero no sé cómo expresarlo acertadamente. – Replicó Shammara.

-         Tranquila, no te preocupes ni te compliques la vida buscando las palabras para expresar lo que eres. Es mejor así. Comprendo y me alegran tus palabras. Son pocas, pero puedo notar que son verdaderas.

-         Además, no sé quién eres. No puedo confiar en alguien que no conozco. Las personas con el tiempo más que aprender a amar, aprender a lastimar porque les es más fácil. Más que desconfiada, soy inteligente. Dime, ¿quién eres? – preguntó Shammara

-         Ah, qué bien. Veo que te parece lindo hablar contigo misma. Sí, yo soy tú.

-         Si eres yo, ¿por qué me preguntaste el por qué de mi intento por comprender al mundo y a las personas? – preguntó de forma irónica.

-         Porque eso hacen los humanos. Todo el tiempo se interrogan a sí mismos. Tú, sobre todo tú. El sol cae, la luna sale. Ven mañana a esta hora. – dijo amablemente El Reflejo.

Algo estupefacta, Shammara se levantó y se marchó a su casa. No contó nada a nadie. Esa noche fue tranquila; durmió plácidamente. A la mañana siguiente, volvió a visitar aquellas aguas donde encontró su reflejo y donde se encontró a sí misma.

-         Hola, niña de ojos de luna. Me alegra que regresaras a verme… o bueno, que regresaras a verte. – dijo El Reflejo.

-         Dime para qué pediste que volviera – replicó Shammara, fríamente.

-         Te tengo un trato. Yo gano nada, tú ganas una existencia feliz y tranquila. – dijo sonriente.

-         ¿De qué hablas?, ¿qué trato? – con tono gruñón.

-         Es simple, quiero que encuentres la respuesta a muchas cosas, porque te estimo. Entonces, quiero convertirte en una hoja, igual a las que caen en otoño. – respondió El Reflejo, secamente.

-         ¡¿Qué?! – replicó Shammara muy exaltada.

-         Sólo tienes que decir: Si o no. Tienes hasta mañana para decirme. A esta misma hora acá, te espero.

-         Idiota. – Respondió furiosa.

Shammara tomó sus cosas. Se marchó rápidamente del lugar. Estaba furiosa. Su enojo, más que todo, consistía en el no saber por qué hablaba con un reflejo; más raro aún, por qué éste le propuso un trato tan ilógico. Todo le parecía absurdo.
Despertó, no sabía cómo había llegado a su casa ni qué había hecho el día anterior. Una deuda le hacía sentir que su alma se consumía y con cada minuto que pasaba se demacraba, sentía que su cuerpo se sentía vacío y que su existencia perdía sentido. Llegó un momento en el que no le quedó duda alguna, estaba segura que tenía que visitar su reflejo en aquel lago para que todo eso cesara. Y partió.
Cuando llegó, se miró al agua. Su reflejo era común y corriente. Esperó unos minutos. Se cansó, y en el momento en que iba a partir, una voz alegre se escuchó, dijo:

-         Espera.

Shammara giró y vio el agua. Allí estaba su reflejo, sonriente; contrario a la cara que ella tenía en ese momento.

-         Llegó el momento. Di: si o no.

-         Si digo que no, ¿qué pasará? – dijo Shammara, con tono firme.

-         Te condenarás tu misma a una vida aburrida.

-         Si digo si, ¿qué pasará?

-         Te convertirás en una hoja.

-         Y qué con eso… si siendo una mujer mi vida es aburrida y a veces angustiosa, no me imagino siendo una hoja. Una hoja inútil, indiferente para la gente, tan simple, tan transparente e invisible en la vida de cada ser que habita la tierra.

-         Te aseguro que es más que eso. Más de lo que cualquier humano imagina. No te diré qué sentirás, porque tú misma tienes que vivirlo. Te aseguro que te gustará, por más insegura que estés. Recuerda, soy tú misma, sé lo que deseas y asimismo sé lo que te conviene.

-         Está bien. Qué puedo perder… Acepto.



De repente, Shammara perdió el equilibrio y cayó al agua. Poco a poco llegó a lo más profundo y oscuro del lago. Se hundió rápidamente. No pudo nadar para salir. Cuando regresó a la superficie, quedó flotando sobre ésta. Era una hoja amarilla, grande y liviana.

-         Ahora serás feliz por siempre, siempre… siempre…  – dijo una voz con eco, entre el agua.

Hermosas gotas de rocío entraron por una ventana que estaba abierta en el cuarto de Shammara, y le cayeron en los ojos, despertándola del sueño profundo en que estaba. Ella, muy tranquila se levantó y fue a la cocina. Se sirvió una taza de café con dos cucharaditas de azúcar, una tostada con mantequilla, sacó de la nevera Crème brûlée de la noche anterior. Fue al comedor y comió. Ni el más leve recuerdo del sueño aquel pasaba por su mente. Cuando fue a beber el café, vio su reflejo, y recordó fugazmente hasta el detalle más minúsculo del sueño.

De repente, entendía todo el significado del sueño y lo que éste le quería decir. Una hoja de otoño, que reposa sobre el agua, y que los problemas de las personas no le afectan. Una hoja que es frágil ante unas manos que sólo saben destruir, pero sumamente fuerte ante el viento que choca contra todo su cuerpo delgado y descolorido, tanto así que se deja llevar por él, recorriendo el mundo, viendo desde lo alto como la gente vive agitada y es tan cambiante y relativa.  Así es, convertida en una hoja para siempre, o por lo menos, hasta que la humanidad cambie y deje de querer beber en vasos lóbregos de discordia esos tragos de ignorancia, avaricia y maldad.

Ser una hoja es lo que anhela todo humano, allí culminan muchos sueños que tiene en común la humanidad: vivir en paz, poder volar, ser sencillo y que la vida sea simple y la existencia absolutamente hermosa.

Mujer perfecta.

“Toda la noche escribo para buscar a quien me busca.”
Alejandra Pizarnik.




Admiro a la mujer que conocí al dibujarla con mi mente y moldearla a mis gustos y anhelos de una mujer perfecta. Y lo es, es perfecta. Está frente a mí, me mira. No sé en qué parte del mundo está, sólo la veo con su hermoso vestido blanco, entre la niebla espesa que rodea su cuerpo, y así parece volverse invisible con cada parpadeo; sus ojos brillan, siempre me mira; permanece inmóvil, y no sé qué siente ni qué piensa. Sólo sé que está ahí, en algún lugar, dibujándome con su mente y moldeándome según sus gustos y anhelos de un hombre perfecto.

Encuentro subjetivo

 A ti, que en este justo momento eres invisible pero que existes. Existes pero estás oculta. Existes pero no me hablas, no me encuentras y no me buscas. En el mundo existes, viviendo en la parte menos pensada y jamás imaginada; y en mi mente, que pide le pide a gritos a esta absurda realidad que te traiga a mí; así, nos consumaremos y nuestro amor se irá disolviendo entre la eternidad. El mundo me grita que te busque, la historia y la gente me dice que te luche y no te deje de buscar.


Te encontraré, y mi existencia tendrá una razón primordial sobre todas las otras que me dice algo: cada día tendré un motivo para levantarme reflexionando sobre algo, que es el amor; y también cada noche tendré una justificación para dormirme sosegadamente pensando en alguien, que eres tú. Siempre estaré a tu lado y lucharé porque tú estés conmigo, hasta que la vida lo permita y hasta que el cuerpo resista.


Te besaré y sabré cuán maravillosa y perfecta eres, sabré cuánto necesito del sabor y calor de tus labios. Un sabor indescifrable y que inunda mi corazón en un dulce espeso de amor color carmesí. Cada movimiento entre nuestros labios durará cien siglos, y el amor que se derramó besándonos durará la eternidad.


Te veré a los ojos, esas circunferencias perfectas, grandes  y brillantes que tanto amo, que cuando sonríes se tornan como gotas de agua, y al instante mis lágrimas llorarán de alegría y emoción. Veo mi reflejo en ellos, veo el mundo hostil y hermoso al mismo tiempo, veo tus sentimientos brotar profusamente. Me pierdo en ellos, quedo hipnotizado. Con cada parpadeo, siento que vivo un año. Todo se vuelve lento, todo cambia, tú también cambias; con cada segundo te haces más hermosa.


Te abrazaré, con mis manos tocaré y recorreré tú tersa y curvilínea espalda; nuestras cinturas se juntarán y sentirán el fulgor de nuestros cuerpos; sentiré tus bellos y frágiles senos, sinónimos  de maternidad y pasión, los sentiré contra mi pecho, y percibiremos los latidos de nuestros corazones, que se hacen reales según el ritmo del amor.


Nuestras manos jugarán, nunca se detendrán. Acariciaré tu cabello, desenredándolo y dejando impregnado ese aroma a ti, en mis dedos temblorosos; sentiré la suavidad de tus mejillas que son tibias como la sangre; tocaré la flor con la cual das a luz y te excitas , muy despacio y cariñosamente hasta que aguantes, sin pena ni aflicción, porque no se es morboso ni pretencioso cuando hay amor puro, porque estoy tan embriagado en la miel de tu amor que el tiempo no se vive y el espacio no se siente, y lo que más deseo, por encima de todo, es tu amor.


Te susurraré al oído cuánto te quiero, te diré cuánta frase, palabra y adjetivo de belleza y perfección me venga a la mente, luego callaré, para que nuestros corazones latan en medio del silencio y así lo quiebren.


Por último, seguiré soñándote y buscándote, y cuando te encuentre a cuidarte y amarte. Hasta que la vida lo permita y hasta que el cuerpo resista.

10 enero, 2012

A las 3 am.

La madrugada se ha convertido en mi compañera al momento de escribir, pues no sólo me alienta, sino que me relaja, me guía y me hace escribir más fácil; más aun si se trata de un escritor tan poco prolífico e ingenioso como yo. Siempre cuento con ella, sé que siempre está. La madrugada parece algo conato mientras estoy extasiado viviéndola, pero algo efímero cuando reacciono y veo el reloj. Serán las cuatro y es momento de dormir, pero, carajo, ni siquiera llamo a eso dormir; cuando me acuesto sólo pienso en la muerte, y me aterra súbitamente, más a mi edad, ¿Qué puedo hacer? La vida es corta e impredecible y la juventud caprichosa y bisoña ante la vida. Cuando me quedo dormido por fin, sueño tantas cosas que entre más parecen ser realidad menos lo son.


Además, por si no se han dado cuenta, en madrugadas como ésta es cuando me pongo a desvariar y escribir cosas como ésta.


09 enero, 2012

Ningún hombre

Ningún hombre va a sentirse solo si la Luna está encima de él, acompañándolo siempre. Y cuando no se ve su brillo, sigue estando ahí, escondiéndose pero esperando a ser encontrada, no con los ojos sino con el corazón y el recuerdo.

07 enero, 2012

El juicio.


El juicio.


La corte de Humanos condenó al Desconocido. Lo durmieron en pleno tribunal con un dardo con anestesia, y se lo llevaron…

Cuando se despertó, todo era oscuridad y silencio. Una voz extraña empezó a decir: Deja tu fusil y tu espada en el suelo, de nada te servirán; y toma tu corazón, el que habías perdido, para que sientas lo que algunos sintieron alguna vez por culpa de tus manos hoy llenas de sangre imborrable. Todos te llaman Desconocido porque nadie sabe de dónde pudiste sacar tanta maldad y adquirir un comportamiento tan aberrante. Pero en realidad te llamas Humano.

Al instante el Humano pensó que sería castigado de la manera más severa y dolorosamente posible. Y la voz apareció de nuevo e imploró: Tu castigo constará de lo siguiente. Estarás aquí encerrado por toda la eternidad. Tendrás tus sentidos siempre alerta, por lo cual, sentirás siempre el silencio, el vacío, el frío y la oscuridad, tanto así, que empezaras a escuchar voces, te sentirás solo, no dormirás ni un segundo, y con el corazón que te devolví sentirás la angustia y la nostalgia más inimaginable posible, cada segundo sentirás el dolor que causaste; pero no morirás, ni te desmayarás, ni llorarás, ni alucinarás, todo será tan real como la sangre que viste correr, los gritos que hiciste estallar, las vidas que hiciste perder y la destrucción que cada día causaste. No tienes órgano sexual, así que no te podrás dar placer aunque quieras. Podrás correr adonde quieras, pero el espacio será infinito. Y por último, perderás la noción del tiempo para que nunca imagines cuando terminará esto.  Que disfrutes el resto de tu existencia…

Y así, la voz del Humano le dictó su condena, la cual fue tomada por la corte de Humanos, y allí estará siempre destinado a permanecer.  La Humanidad ha condenado a la Humanidad por los delitos que cometió, y será la Humanidad la que sufra todos los castigos.

Una pequeña parte de la Humanidad se salvó de tan brutal castigo; luego, se les quitó esa maldición de ser Humanos y se convirtieron en todo tipo de animales como aves y mamíferos, en plantas como flores y árboles y en objetos como ríos o nubes. Cuando todo esto pasó, fue el momento en que sólo reino la paz en el mundo. 

04 enero, 2012

Otro mundo.

Hoy me dí cuenta que hay "otro mundo" y que me es valioso. He ido tantas veces a este mundo - es diverso y disperso -, pero sólo hasta hoy me di cuenta de lo mucho que vale. Ese mundo se llama La Biblioteca.


Hoy, allí leí cuatro cuentos cortos de H.P. Lovecraft y uno de García Márquez, mientras los leía los iba recreando en mi mente con gran facilidad. Era notoria la imponente presencia de un silencio que desaparecía abruptamente con el simple sonido del papel, al pasar a la siguiente página del libro o de un periódico. No hay ruido, no hay vientos fuertes, no hay olores fétidos, no hay gritos, no hay distracciones, no hay peleas ni empujones, parece no haber problemas.


Leyendo casi me quedo dormido, y no fue porque estuviera aburrido o cansado, fue porque estaba contento, feliz y absorto en ese mundo donde por todos lados hay algo para leer; me siento en este mundo totalmente extasiado.


Me levanté de la silla, dejé los libros sobre una mesa y me dispuse a salir. Bajé las escaleras. Cuando salí, lo primero que sentí fue el aire frío y el polvo en mi rostro, los ensordecedores sonidos de los automóviles, las nauseabundas luces y publicidades de locales comerciales, la basura en el piso, y la gente caminando indiferente a todo esto; y peor aun, algunos de ellos no conocen el mundo que acabo de visitar. De los pocos lugares hermosos que han sido creados por humanos, uno de ellos es la biblioteca, atestada de conocimiento, historia y dudas, un sitio excelso, que debe ser de todos y para todos.


Si hay algo tan triste como un puñado de ignorantes, es ver una biblioteca vacía con libros que esperan ser leídos. Y con ignorantes, no me refiero al que no sabe o no puede saber, sino al que no quiere y le parece irrelevante saber.