30 diciembre, 2011

Luna

Te aman, siempre te han amado hombres, mujeres y niños.

La noche siempre ha sido tenebrosa, solitaria y triste. La oscuridad de ésta nos desnuda y expone nuestros más grandes miedos y nuestros sueños destruidos. ¿Y qué clase de persona quiere eso?

La luna por siempre ha iluminado y alegrado la noche a todos. Hombres pudieron caminar tranquilos al saber que allí arriba la luna los cuidaba; las mujeres en ella encontraban consuelo y fuerza; y los niños pudieron dormir tranquilos. ¿No es increíble que en medio de algo tan taciturno y temido como la noche, aparezca algo tan bello para iluminar y abrirse paso entre la oscuridad?

Pero hoy, que no se divisa en el cielo porque parece estar triste, como humano siento un deber inmanente de acompañarla, de sonreírle como ella nos sonríe cada noche, de alegrarla como ella nos alegra cada momento.

No sé dónde está, pero sé que está en alguna parte, afligida pero con un corazón fuerte. Cierro los ojos para así recrear que estoy allí con ella, intentando abrazarla o siquiera mirarla; al cerrar los ojos, de repente me encuentro oyendo los latidos de ese corazón fuerte que palpita como las olas del mar, y que desearían tener estoicos y poetas. 

Una Luna tan linda y sagaz, 
que hacer temblar a la oscuridad es capaz.
Un corazón que, fácilmente, puede lograr 
endulzar el agua del mar.

Sólo tengo derecho de ayudarla
y me tomo la libertad,
de vez en cuando contemplarla.


La noche es bella, porque sé que estás tú.

28 diciembre, 2011

Café


Café


Como mirando a un abismo, adentramos nuestra mirada en el oscuro y líquido mundo de la taza de café, nos preguntamos qué habrá en el fondo, y nos da miedo tratar de averiguar, porque nos da miedo la oscuridad y lo desconocido; no son simples tazas de café, son recipientes que albergan una bebida deliciosa capaz de cambiar algo tan profundo, inexplicable y complejo como nuestra sonrisa o como nuestra mirada.


Quedamos absortos al observar las pequeñas boronas de café que nadan entre la bebida, que pareciera flotan por sus vidas y sólo buscan la luz. El vapor que gira hasta el cielo, danzando en círculos y espirales, entremezclándose, cambiando, transformándose en figuras abstractas llenas de pasión, como una mujer que danza bajo el arrullo de la luna y al ritmo del silencio.


Pero qué caliente está. Me quema los labios, igual que un beso ausente; me nubla y me cristaliza la mirada, igual que el hermoso paisaje que es tu cuerpo. Tengo que esperar, esperar que el tiempo - que se torna lento - y el espacio - que se vuelve frío - hagan su trabajo y enfríen el café. 


Uso tres cucharadas de azúcar, y espero. Mientras, veo cómo algo que parece tan simple como lo es - a veces - el vapor , logra lo que el hombre ha deseado siempre pero nunca ha podido: volar e ir hasta el cielo y desaparecer tiernamente entre el viento y las nubes; cambiar su forma y danzar y moverse como el agua turbulenta; ser en unos segundos lo que nunca será quizá en toda su vida... ser algo espontáneo y poco duradero, pero siendo feliz y majestuoso.


Tomando café, miro el cielo y sé que de día y de noche, en el cielo, se esconden los secretos jamás revelados al hombre y lo que todos desean. 


Califiquen este texto y hablen de mí como quieran: tonto, absurdo, banal y hasta pobre, pero en el fondo espero que sepan que no hay nada más tonto, absurdo, banal y pobre, que dejar que la vida pase como si nada, que condenarnos a la monotonía y robarnos nosotros mismos el privilegio de admirar las cosas más pequeñas pero más complejas y hermosas que existen y, como humanos que somos, que debemos explorar, vivir, sentir esas cosas. Cosas maravillosas, desde mirar cómo trabaja una hormiga sin descanso o describir una taza de café, hasta tratar de descubrir que hay más allá, en eso que llamamos universo.

Para dejar huella en la tierra sólo hay que sentir su aroma, pisarla, vivirla, defenderla y valorarla.


26 diciembre, 2011

Esta noche


Miramos la luna y pensamos que está encima nuestro; pero no recordamos que estamos algo inclinados, porque estamos atados a esta tierra, hacemos parte de ella, somos ella.

No reniego ni desprecio a la soledad ni a la oscuridad que se genera en la noche; la primera nos genera reflexión y nostalgia, la segunda miedo e imaginación. En soledad y con oscuridad seguimos sintiendo y viendo.

La noche es taciturna para algunos; y anhelada o divertida para otros porque es entonces cuando pueden descansar y de paso se dedican a soñar - el cual es uno de los pocos momentos donde podemos fabricar nuestras propias fantasías y recrear nuestros más profundos, extraños y viejos sueños - o está dedicada a la diversión y a la fiesta.

Esta es una de muchas noches donde miro los segundos correr, donde hay vagos pensamientos, donde me pregunto tantas cosas, donde creo que mi existencia y mi manera de ver todo, cambia... Donde no soy parte de la noche, sino que la noche hace parte de mí. Me invade por completo y me hace sentir vivo y me recuerda que existo.


La noche.

Silencio absoluto
que nos ensordece.
Una luz de luto
que nos enloquece.


Oscuridad total
que enceguece.
Soledad mortal
que nos enmudece.


Qué tierna y frágil
resulta ser esta noche;
pero nunca se torna débil
así que no acepta reproche.


Sueña, duerme o piensa
sobre la vida que te toca
Mientras toco tu piel tersa
y mientras siento tu hermosa boca.


Cada noche queda en el corazón,
se aloja allí con devoción
y es recordada con profusa pasión.


Témanle, no porque les parezca tenebrosa
amarga, triste o desolada; sino porque 
te dice quién eres de forma estrepitosa.

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20 diciembre, 2011

Novelas.


La gente hoy en día es aficionada, susceptible, fanática, y admiradora de las novelas... de televisión.
Qué triste.

Amor


Amor.

Es la palabra que todos pronuncian; el sentimiento que muchos dicen propagar; el momento que ciertas personas dicen vivir; el valor que algunos dicen poseer; es el regalo que los hombres dicen poder ofrecer, y que las mujeres dicen que lo ansían obtener.


Culpable de que existamos y cada vez seamos más; una razón para vivir y para morir;  el motivo por el cual nos despertamos y nos dormimos sentimentales; es eso que vemos y sentimos todos los días, y un tema del cual hablar toda la vida.

Tarde de verano.

Tarde de verano.



Hay pájaros coloridos volando, aquí y allá, ardillas corriendo enloquecidas. Cada poro de la piel siente un ardor leve, también un viento áspero que refresca el cuerpo pero que es insuficiente para combatir la realidad que péndula y se mueve en ondas, una realidad que se muestra cuando miramos directamente el horizonte. Es sofocante.

Hay niños corriendo, se persiguen, se agarran y se caen;  otros juegan en el pasto, no saben qué son los problemas ni quieren saberlo, sólo quieren jugar y ser felices, comer y dormir.

Madres y padres angustiados, sedientos, acalorados y sudados, como cuando terminan de hacer el amor. Otros disfrutan y aprovechan el sol, se colorean mágicamente; en cuestión de minutos se transforman, ya pasan de ser un copo de nieve a ser un camarón.

Y las nubes, esas pequeñas nubes que nadan entre el cielo azul, y que a veces impiden el paso del sol, proyectando así una sombra que enfría la cabeza y humedece la lengua.

Y tú, de blusa blanca y pantaloneta de colores, con ropa muy ligera, caminas sonriente en busca de un helado de limón. Cuando regresas a sentarte, veo tus labios con crema de mora y espuma de limón. Tu boca se humedece y tus labios se curvan, muestras una sonrisa tan blanca y feliz como las nubes que circundan encima de ti.

Cuando por fin llega la luna, es momento para olvidar la tarde calurosa y feliz que ya concluye, para darle bienvenida a la noche taciturna; por lo menos, hasta que amanezca de nuevo y decidamos ser felices bajo el sol.

19 diciembre, 2011

Agua salada

Agua salada

Pesan y a veces valen más las lágrimas derramadas de una mujer que toda el agua del mar, aquellas gotas saladas que recorren un rostro femenino muy despacio, y luego cuando están al borde de éste, caen profusamente, una a otra, para terminar impactando el suelo y siendo evaporadas por el tiempo, pero nunca olvidadas por el corazón.