07 enero, 2012

El juicio.


El juicio.


La corte de Humanos condenó al Desconocido. Lo durmieron en pleno tribunal con un dardo con anestesia, y se lo llevaron…

Cuando se despertó, todo era oscuridad y silencio. Una voz extraña empezó a decir: Deja tu fusil y tu espada en el suelo, de nada te servirán; y toma tu corazón, el que habías perdido, para que sientas lo que algunos sintieron alguna vez por culpa de tus manos hoy llenas de sangre imborrable. Todos te llaman Desconocido porque nadie sabe de dónde pudiste sacar tanta maldad y adquirir un comportamiento tan aberrante. Pero en realidad te llamas Humano.

Al instante el Humano pensó que sería castigado de la manera más severa y dolorosamente posible. Y la voz apareció de nuevo e imploró: Tu castigo constará de lo siguiente. Estarás aquí encerrado por toda la eternidad. Tendrás tus sentidos siempre alerta, por lo cual, sentirás siempre el silencio, el vacío, el frío y la oscuridad, tanto así, que empezaras a escuchar voces, te sentirás solo, no dormirás ni un segundo, y con el corazón que te devolví sentirás la angustia y la nostalgia más inimaginable posible, cada segundo sentirás el dolor que causaste; pero no morirás, ni te desmayarás, ni llorarás, ni alucinarás, todo será tan real como la sangre que viste correr, los gritos que hiciste estallar, las vidas que hiciste perder y la destrucción que cada día causaste. No tienes órgano sexual, así que no te podrás dar placer aunque quieras. Podrás correr adonde quieras, pero el espacio será infinito. Y por último, perderás la noción del tiempo para que nunca imagines cuando terminará esto.  Que disfrutes el resto de tu existencia…

Y así, la voz del Humano le dictó su condena, la cual fue tomada por la corte de Humanos, y allí estará siempre destinado a permanecer.  La Humanidad ha condenado a la Humanidad por los delitos que cometió, y será la Humanidad la que sufra todos los castigos.

Una pequeña parte de la Humanidad se salvó de tan brutal castigo; luego, se les quitó esa maldición de ser Humanos y se convirtieron en todo tipo de animales como aves y mamíferos, en plantas como flores y árboles y en objetos como ríos o nubes. Cuando todo esto pasó, fue el momento en que sólo reino la paz en el mundo. 

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