06 julio, 2012

El vuelo y la caída



"Probablemente Ícaro creía tocar el cielo 
cuando se hundía en el mar epónimo"
Cortázar.


La leyenda griega dice que un soñador
un día soleado construyó
alas tan frágiles y enormes
que en su espalda implantó.

Hechas con cera de abeja,
con su padre, este valiente las fabricó.
Al ver cuán inmensas y gloriosas eran
no dudó mucho y hacía el cielo voló.

¡Servía! Servían sus alas
y por encima del mar lo demostró.
Nadó en océanos de dicha y fulgor,
y entre los vientos navegó.

Mientras pensaba si el cielo
era más grande y azul que el mar
se acercó poco a poco al sol,
tanto, que ya no podría aterrizar.

Su padre, a gritos heridos proclamaba
que bajara pronto a la tierra
pero él le contestó: "estoy
en el lugar que mi alma anhelaba"

Sus alas no aguantaron demasiado,
con cada segundo que pasaba,
del cielo se alejaba más y más,
ahora hacia abismos con agua se acercaba.

En los mares de Poseidón se hundió,
su alma toda la eternidad se va a lamentar
de quedar aferrado a la tierra
cuando tuvo la oportunidad de volar.

Sus alas se derritieron
al igual que su corazón
y mientras caía: lloraba
y moría sin razón.

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