19 febrero, 2012

Sangre dulce




Estamos desangrándonos segundo a segundo
mientras el corazón cruje y las venas se retuercen
con un dolor crudo y nauseabundo
y así, nuestros ojos envejecen.


Aunque en mí no veas la sangre
podrás ver los recuerdos, el dolor y el amor
pues con mis palabras puede que me desangre
en medio de la oscuridad: eso me da pavor.


Nuestros cuerpos y nuestras miradas
no se conocen
pero nuestras mentes y nuestras almas
cada vez más se entienden y reconocen.


Te duelen más las heridas
que recibe tu corazón,
que las de tu piel, plasmadas
en momentos de locura y pasión.


Quienes a la sangre tanto temen,
son los que nunca se dan cuenta
que sin ella vivir no pueden,
que con ella se hace su existencia más lenta.


Aunque el cielo se torne gris
seguirá luchando por vivir el jazmín,
el mar seguirá teniendo su matiz
y siempre serás la flor más bella de mi jardín.


La muerte será algo bello
si justo al momento de partir
hay sobre mí una mirada y tu cabello...
y si tu perfume de mujer, allí, puedo sentir.


Qué dulce y alegre es que estemos locos
¿no te parece?
Eso nos permitirá vivir felices como pocos
¿Algo así no te apetece?







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